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Crisol Internacional: “Asante…Kenia” o “Recuerdos de una experiencia personal”

Escrito por Andrea König Fleischer en Martes, 07 Julio 2015. Publicado en Cultura, Sociedad

El mundo está lleno de viejos y sabios refranes, México no es la excepción. Así excepcionalmente hay una frase de San Agustín que dice “No puedes amar, lo que no conoces”…  y podemos preguntarnos si acaso ¿será cierta esa expresión? Cada lector tendrá al respecto su propia opinión crítica y sin lugar a dudas, cada uno de nosotros ha podido vivir experiencias relacionadas íntimamente con ese dicho e innegablemente, siempre es más fácil sentir un mayor grado de confianza y de fe en las personas, cosas y lugares conocidos. A pesar de ello, resulta muy aconsejable jamás quitarnos una oportunidad de explorar nuevos horizontes y abrir nuestras mentes y corazones hacia nuevos destinos, personas, paisajes, circunstancias y las aventuras que puedan resultar de ello. No hay edad que nos lo pueda o deba impedir y entre más jóvenes empecemos mejor. En la actualidad se habla y se escribe mucho sobre los llamados “viajes espirituales” o los viajes del auto-descubrimiento interno, hacia los lugares más recónditos sobre la tierra y con ello, sin embargo, el verdadero viaje siempre inicia y termina en el mismo sitio: dentro de nosotros mismos

Uno de los mejores momentos en la vida para hacer este tipo de viaje de introspección y reflexión, es cuando estamos apenas por concluir un Bachillerato o iniciando una carrera universitaria, cuando la  juventud,  la libertad, el  espíritu y  la espontaneidad se juntan y mezclan con fuerza. Por ello, es fácil emprender cualquier aventura, especialmente cuando tuvimos la  gran suerte de poder estudiar,  cuando la  mente está alerta, inquieta, hambrienta  acerca del futuro y dispuesta a casi TODO, con el afán de conquistar el mundo que apenas vamos conociendo. Viajar de joven a lugares muy remotos, llamados exóticos por unos y peligrosos por otros, pueda marcar la absoluta diferencia en nuestra vida y el rumbo que esta vaya a tomar y así a mi afortunadamente me ocurrió con mi primer viaje  a Kenia en África.

Kenia, al Oeste de África, ya gozaba de cierta fama a finales de la década de los años setentas: bien  por los olores de sus estepas y sabanas durante la época de lluvia, como por su envolvente flora y fauna de las más increíbles del mundo. Esta tierra, a través de su historia había sido visitada por colonizadores británicos, cazadores y aventureros de todas las nacionalidades, lo que explica el  crisol demográfico de muchas razas en su territorio. Kenia también ha sido el escenario de múltiples obras literarias como: las “Memorias de África” de la baronesa danesa Karen Blixen (más conocidas en su versión cinematográfica  como “Out of África”, galardonado  con siete Premios Óscar en  1985); o bien “Las Nieves del Kilimanjaro” y “Las Verdes Colinas de África” de Ernest Hemingway, historias ya  clásicas que han motivado un sueño de escape del mundo moderno y “civilizado” para muchos. Asimismo y en contraste con esta visión idílica,  ya existían los prejuicios raciales, la imagen de la miseria, pobreza extrema y del subdesarrollo acerca de las naciones africanas que lamentablemente a la fecha persisten y en muchas naciones continúan. Así  ante la intolerancia e incomprensión de algunos, la admiración y  el respeto de otros y las bendiciones en casa, partí para regresar y  no regresar igual, después de haber visto y vivido de cerca  la delgadita línea que existe entre riqueza y pobreza, salud y enfermedad, alegría y tristeza y sobre todouna sola palabra que define a África…PERSEVERANCIA

En el mundo anglosajón existe una frase famosa que a lo largo y ancho de mi vida  y de los viajes que he realizado he hecho propia”Home is where your heart is.”, (“El hogar está, dónde está tu corazón.”) y justó esto me ocurrió al pisar tierras africanas por primera vez. Lo anterior quizá nos debería dejar una gran lección de vida al tener que reconocer que personas de otras nacionalidades, culturalmente tan opuestas a la nuestra, con otros idiomas, otras creencias y costumbres por lo general  cuando los visitamos y con contadas  excepciones que afirman a esa regla, nos reciban efusivamente y nos brinden todo lo que conlleva el concepto de la hospitalidad, prácticamente como si fuéramos  conocidos o más aun, parte de su familia…¿qué hemos hecho para merecernos esas muestras de  amistad, cariño y hermandad, si nuestra tez es más blanca, nuestra sonrisa  más tímida, nuestra vida tan diferente, nuestras ropas probablemente más costosas y  nuestros estudios  han sido muy distintos y  más  privilegiados? Por ello recordemos que  el querer aprender y asimilar valores de otras culturas, creando nexos duraderos  no es difícil, es cosa de VOLUNTAD.

Kenia, ayer fue la tierra del “Homo habilis” y del “Homo erectus” y con ello sin duda la cuna del hombre moderno y de nuestras culturas. Al igual, fue campo de batallas entre  las fuerzas coloniales de Alemania e Inglaterra, de los tribus KoyKoy, Masái, Kikuyu, hasta que se convirtió en 1963 bajo su líder Jomo Kenyatta en una  de las primeras Repúblicas libres e independientes del Continente africano, la que durante las últimas décadas ha tenido que sobrevivir bajo nuevos gobernantes, corrupción y  abusos del poder, así como atentados terroristas. Sin embargo, es el  país de atletas corredores de  clase  mundial del maratón olímpico, la carrera de todas las carreras, o de muy astutos comerciantes árabes, ingleses, chinos e hindúes que han aprendido a lo largo de los siglos que la libre competencia y  el  incesante regateo forman parte del éxito y que no importa el tamaño del negocio, mientras exista un espíritu luchador para concretar y asegurar la venta. Por ello, el viajero puede conocer en Nairobi, la capital de Kenia desde muy finas y elegantes boutiques, restaurantes gourmet, los distritos financieros o distintivos y típicos cafés, sus museos  e incluso el Fondo Mundial para la Conservación de la Vida Silvestre o bien, llegar a  los más humildes, muy  coloridos  y fascinantes mercados “sobre ruedas” cerca de  los callejones  de Macadara,  en el  barrio antiguo (Old Town)  de Mombasa en la costa del Océano  Indico, siendo una auténtica fiesta de sabores, aromas, tradicione, contrastes  y a la vez de múltiples enseñanzas. Asimismo, siempre debería sobrar tiempo para conocer los extraordinarios paisajes de sus  diversos ecosistemas y parques naturales como:  el Parque Nacional de  Nairobi,  el Tsavo East, Lago Nakuru y el imponente Lago Víctoria, admirando además en ellos mediante safaris fotográficos de una rica fauna que abarca:  elefantes, leones, jirafas, leopardos, rinocerontes, hipopótamos, cebras, antílopes y muchas especies más. Otra alternativa es  un paseo por  Kilindini  Road en Mombasa, tomando una taza de té o vaso un de  café recién hecho, pequeño pero significativo acto que al conjugar el reposo, el sabor y la observación del entorno nos  basta para convencernos de que la vida es mucho más que blanco y negro, ruido y silencio, día y noche…

Su  principal lengua es el Swahili y haciendo el esfuerzo con  el vocabulario básico y con un poco de gramática que hoy día está disponible también en las redes virtuales nos permite interactuar más y cosechar muchas sonrisas. Ahora bien, gran parte de su población habla inglés y así siempre habrá una u otra opción para poder comunicarse. Ante la posibilidad de no entender sus costumbres y tradiciones, igualmente hay remedio para eso, al estar dispuestos a convivir, observar e integrase cautelosamente y con el respeto necesario en su vida cotidiana. En cuanto a cuestiones de viajes y salud, efectivamente hay que prepararse y vacunarse antes de partir y las instancias de salud tropical correspondiente especializadas pueden aconsejar y aplicar lo necesario y  prevenir así cualquier riesgo de enfermedad. Por ello la aventura de África no debe ser un obstáculo. Yo tuve la suerte en mi juventud de poder convivir con familias árabes, inglesas, hindúes y nativas africanas, interesarme en sus diferentes culturas, tradiciones, modas y alimentos y pude hacer amistades perdurables con jóvenes y   adultos de diferentes orígenes y siempre, siempre me quedo una sola palabra en el fondo de mi recuerdo, tanto al despedirme o disfrutar de las playas de Kikambala en las olas del Océano Índico: Asante (-Gracias- ) Kenia “por todo lo que me enseñaste a los diecinueve años y que siempre he recordado y atesorado, y hoy puedo una vez más compartir …  

 

P.S. Para los amantes de la naturaleza y conservación  http://www.kws.org/

Un paseo  virtual por Kilindini Road, Mombasa: https://www.youtube.com/watch?v=g2pDcK4g0_U

Para los amantes de las playas http://www.worldtravelguide.net/kenya/mombasa-beaches

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