
Crisol Internacional: ¡¿Caprichos del EGO…?!”
Mucho se ha analizado y discutido sobre el EGO, definido como nuestro sentido de identidad, personalidad o la imagen que poseemos de nosotros mismos, siendo un término derivado del latín que significa “yo”, y que según el psicoanálisis de Freud representa:” la instancia psíquica que se reconoce como YO, parcialmente consciente, que controla la motilidad y que media entre los instintos del ello y controla los ideales del superego y la realidad del mundo exterior.” Hoy en día aún persiste una relativa confusión sobre su naturaleza ya que resulta ser multifacética, compleja y hasta confusa, porque la forma en que cada uno de nosotros conecta con el mundo exterior para comprenderlo es muy diversa, variada y desde luego subjetiva. Bien decía el Lord británico G.K. Chesterton al respecto que:” Uno puede entender el cosmos, pero nunca el EGO, porque el yo está más distante que cualquier estrella”.
Reflexionando más a fondo sobre este desafiante tema nos podemos dar cuenta de que el Ego NO se debería traducir como narcicismo o arrogancia, y tampoco NO es algo sumamente negativo como a veces erróneamente se ha interpretado. La psicología moderna lo ha considerado como algo central de la mente humana y retomando los hallazgos científicos de Freud, padre del psicoanálisis, la mente humana se compone de tres partes principales: el Id, el Ego y el Superego o “Super YO”. Así, se identificó el Id como “la parte más fundamental o primitiva de la mente, con la que todos los humanos nacemos y la que opera con el principio del placer, buscando recompensa inmediata para satisfacer los impulsos y deseos elementales como el hambre, la sed y la sexualidad”. Asimismo, actúa principalmente en el inconsciente, donde busca la satisfacción sin medir las consecuencias.
Según las investigaciones psicoanalíticas correspondientes: “el Ego se desarrolla a partir del Id durante la infancia, y opera principalmente en el nivel consciente, siendo influenciado directamente por el mundo externo como interno del individuo.” Interesantemente el Ego actúa generalmente de un modo más racional como un tipo de mediador entre las demandas del Id, el Superego y la realidad, buscando las satisfacción de los deseos básicos de una manera realista y socialmente aceptables que nos puede permitir una autovaloración equilibrada. Mientras que el Superego se va desarrollando más adelante en la infancia madura, internalizando normas, valores y expectativas tanto de los padres como de su entorno social; es la fase en que se van aprendiendo normas, moral y ética que empiezan a tener un impacto directo sobre nuestras acciones y nuestros sentimientos.
Como podemos apreciar el Ego nos acompaña a lo largo y ancho de nuestra vida como un alma gemela y sobre todo influye crucialmente en la toma de nuestras decisiones; se asocia directamente con nuestra autoestima y nuestra autopercepción, empujándonos a veces en direcciones extrañas y situaciones ambiguas, como por ejemplo buscar la validación de los demás, o competir excesivamente por logros o compararnos con los demás, lo que puede resultar complicado al generar sentimientos de inferioridad o superioridad…
Al parecer, la clave para domar “Los caprichos del Ego”, está en su gestión, es decir procurando de mantener un Ego saludable y resistente que respalda y fortalezca nuestra autoestima, y que nos motiva también y que muestra resiliencia, capaz de sanar las heridas emocionales, tomar conciencia de comportamientos autodestructivos y de sabotaje personal. Durante este proceso es valioso practicar la gratitud, enfocándose en cosas positivas, aprender a tolerar la crítica constructiva como una oportunidad de crecimiento y de mejora personal…en vez de considerarla como un ataque personal al Ego…
Asimismo, los psicólogos aconsejan también practicar la humildad, considerada como el perfecto antídoto al Ego inflado, y así reconocer nuestras limitaciones, imperfecciones o debilidades. Siempre puede ser una buena estrategia desarrollar empatía con los demás y así ponerse en el lugar del otro, escucharlo activamente para comprender sus sentimientos y puntos de vista. Por supuesto puede ayudar también la psicoterapia cuando haya problemas con el Ego, ya sea cuando se encuentre muy débil, casi minimizado o por lo contrario, sobredimensionado cayendo en la arrogancia y soberbia. Siempre se puede practicar también el llamado “mindfulness”, la meditación consciente sobre el hoy y ahora, tomando una mayor autoconciencia que será benéfica para la reconstrucción del YO y unas relaciones sociales autenticas, significativas y gratificantes…
En fin, para nuestra propia salud y bienestar emocional es importante tomar consciencia de “Los caprichos del Ego”, y procurar de no caer en el egocentrismo, la falta de empatía y mucho menos en delirios de grandeza o de superioridad, sin temerle al fracaso, ni a las críticas y tampoco auto limitarse y resistirse al cambio, sino confiar en nosotros mismos, valorarnos ante todo y todos, tener el deseo y la ambición de querer ser mejores, motivarnos con cada nuevo día y hacerle eco a las palabras sabias y a las vez desafiantes de Paulo Coelho: “Cuando no tenía nada que perder, lo tenía todo. Cuando deje de ser quien soy, me encontré a mí mismo…”
P.S.: https://www.therapyside.com/post-es/que-es-el-ego-y-por-que-se-habla-tanto-de-el
https://psicologiaymente.com/clinica/ejemplos-de-problemas-de-ego








