Crisol Internacional: “De la sabiduría de un Baobad...”

Los árboles sobre la faz de la Tierra representan  para muchos el símbolo de la vida y su resistencia ante las adversidades tanto naturales como las causadas por el mismo hombre. Indiscutiblemente, aún hay una gran variedad de ellos en el mundo y según una veloz consulta a la  IA “existen 73,000 especies de árboles en la Tierra, de las cuales cerca de 9,200 aún no han sido descubiertas por la ciencia.” Además, un estudio colaborativo internacional identificó esta cifra después de analizar grandes conjuntos de datos sobre la cantidad de árboles en los bosques del mundo. Estas cifras nos pueden dar asombro y también un cierto alivio sobre las zonas verdes, boscosas y desde luego pulmones o áreas de oxidación ante la creciente y frenética urbanización de la Tierra y quizás alinearnos con el pensamiento de la escritora norteamericana Louise Dickinson que expresó: “Siento un gran respeto por los árboles; representan la edad, la belleza y los milagros de la vida…”

En el mágico y aún enigmático continente africano encontramos los ya legendarios “baobab” (Adansonia digitata), que se han convertido en un icono de su paisaje, además, y según los estudios de botánica y de la dendrologia o estudio de los árboles se  señala que: “su corteza y sus frutos ofrecen más de 300 usos vitales.” Es la raíz de muchos remedios, tradiciones y folclore indígena y justo de ahí también su sobrenombre literal: “El árbol de la vida.” Esta singular especie se considera prehistórica ya que las investigaciones científicas revelan que la especie surgió hace más de 200 millones de años y los descubridores europeos estimaban que podía vivir hasta 5 mil años, aunque la información recopilada sobre la huella de carbono indican que pueden vivir hasta 3 mil años. Los baobabs pueden alcanzar una altura hasta de 30 metros y una circunferencia casi igual, convirtiéndose en unosauténticos gigantes de la naturaleza: asimismo proporcionan unos extraordinarios refugios, alimentos y hasta agua para las especies. No nos debe sorprender que muchas de las civilizaciones africanas formaron sus aldeas a su alrededor o en sus inmediaciones aprovechando sus bondades.

Estos últimos baluartes naturales han sido esenciales para ecosistema de la sabana seca en África, ya que su capacidad de conservar la humedad del suelo, ayudan significativamente a la preservación y reciclaje de nutrientes, frenando además la erosión de los suelos. Es más que evidente que la información biológica deja en claro que los baobabs representan la resistencia y resiliencia ante los cambios sobre la Tierra, dándonos esperanza con el retoño de sus grandes flores blanquecinas que curiosamente se abren de noche y únicamente lucen su esplendor por UN SOLO DÍA… como si quisieran comunicarnos  a través de “Una sabiduría ancestral…” una vez más, lo efímero de la vida…

Realmente nos puede resultar increíble imaginarnos que como  planta suculenta este enorme árbol es capaz de absorber y almacenar agua de la temporada de lluvia en su enorme tronco, produciendo también un fruto nutriente, rico en vitamina C y sabroso de casi 30 centímetros de tamaño durante la estación de sequía. Los baobabs son como el pozo en el desierto, no solamente para los humanos sino también para las especies como insectos, lagartos, monos y hasta los paquidermos que se acercan para comer parte de sus cortezas como si fuera una riquísima  e rehidratante botana, mientras que los murciélagos polinizan las flores en sus vuelos nocturnos alimentándose de su néctar.

Además y agregando sobre esta increíble  especie, las investigaciones se  también revelan que: “El baobab africano es extraordinario no solo por su tamaño, longevidad, frutos y corteza, sino también por la forma en que desarrolla continuamente múltiples tallos fusionados. La corteza se regenera en el espacio entre estos tallos, llamado falsas cavidades, siendo una característica única del baobab.” Los nativos africanos desde tiempos muy remotos se han alimentado de sus frutos y de su agua, preparando bebidas refrescantes, elaborando mermeladas y conservas, hasta tostando sus semillas y producir una bebida parecida al café; además que su corteza puede tener muchos usos, como por ejemplo la fabricación de cuerdas, esteras o tejidos planos,  cestas y también papel. Las hojas también se aprovechan al hervirlas  y comerlas, o con el polen de sus flores elaborando pegamentos. Las fuentes consultadas sobre este magnífico árbol africano muestran también que: “en  toda la región del  Río Zambezi, las comunidades indígenas destacan al baobab por sus ramas que parecen extenderse en todas direcciones como raíces.” Y si eso fuera poco “cuenta la leyenda local que los baobabs eran demasiado orgullosos, por lo que los dioses se enfurecieron, los arrancaron de raíz y los arrojaron de nuevo a la tierra boca abajo…”, sin embargo resistieron el desafió y se volvieron a levantar y resistir…

Hoy día los baobabs siguen siendo el símbolo de la vida y las comunidades indígenas han aprendido a convivir en armonía con estos majestuosos árboles, aprovechando sus múltiples usos SIN agotarlos… PERO prestemos atención al cambio climático, ya  que nueve de los trece baobabs más antiguos y grandes de África han muerto durante la última década. Los científicos especulan que el aumento de las temperaturas ha provocado la afectación directa de los árboles o los ha debilitado, haciéndolos más susceptibles a la sequía, las enfermedades, los incendios o el viento…. Así aprendamos de su sabiduría y nobleza como especie, retomando el mensaje reflexivo de la política keniana Wangari Maathai: “Hasta que no caves un hoyo, plantes un árbol, lo riegues y logres que sobreviva, no habrás hecho nada. Solo estarás hablando..."

P.S.: https://www.wilsontreesurgery.com/blog/trees-of-the-world-how-many-species-of-trees-are-there/

https://www.oneearth.org/species-of-the-week-african-baobab-tree/