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Crisol Internacional: “Las manos pequeñas de Malasia…"

Escrito por Andrea König Fleischer en Viernes, 24 Agosto 2018. Publicado en Columnistas, Columnistas BCS , Crisol Internacional, Cultura, Opinión, Sociedad

Mientras que en algunas latitudes ya está iniciando el nuevo ciclo escolar, ese Regreso a Clases que siempre despierta muchas emociones e ilusiones sobre todo en los estudiantes pequeños y también en los ya “mayorcitos”, trayendo entusiasmo y expectativas acerca de lo que les aportará el re-inicio; sin embargo en otras partes del mundo el derecho a la educación y el poder de asistir a clases NO siempre está garantizado o es posible por necesidades económicas y circunstancias adversas a la voluntad. El rezago educativo que existe a nivel mundial según las cifras oficiales de la UNESCO aún es evidente y dramático en algunas  partes del Planeta; por ejemplo, a pesar de que  la educación preescolar es gratuita y obligatoria por lo menos durante un año, solamente en 38 países realmente se cumple y mientras que los niños de los hogares más ricos tienen casi 6 veces más probabilidades de asistir a un programa de educación primaria que aquellos que viven en los países más pobres, hecho que se traduce clara y tristemente  en menores oportunidades y posibilidades de desarrollo a futuro. Es más en 76 países, el 20 % de los jóvenes más ricos con edades comprendidas entre los 25 y los 29 años han cursado al menos cuatro años de enseñanza superior, en comparación con menos del 1 % de los más pobres. Otro dato es que entre 2004 y 2011, solo un 6 % de los adultos en 29 de los países más pobres habían participado alguna vez en un programa de alfabetización. Es por eso que urge revalorar una vez más  el acceso a la EDUCACIÓN en TODOS  sus niveles…

Sin lugar a dudas, tanto las manos como la mente desde temprana edad son muy diestras, capaces de absorber y asimilar conocimientos y desarrollar talentos y múltiples habilidades, pero la situación socio-económica que atraviesan muchas naciones impide el progreso y por ende un mejor porvenir. Ciertamente hay regiones, especialmente en Asia que han registrado un gran dinamismo en su crecimiento y desarrollo durante las últimas décadas y uno de ellos es Malasia o la Federación de Malasia, ubicada en el Sudeste asiático, dividida por el Mar Chino Meridional en dos grandes regiones, la Malasia peninsular que limita al Norte con Tailandia y al Sur con Singapur y la Malasia Oriental, situada en la zona septentrional de Borneo, compartiendo una frontera al Norte con Indonesia y Brunei. Esta ex colonia británica quees considerada como un país de reciente industrialización basándose principalmente en el comercio y la exportación de caucho, estaño y aceite de coco, su población sigue creciendo y los más de 28 millones de habitantes enfrentan muchos desafíos siendo uno de ellos es el trabajo bien remunerado y especialmente la EDUCACIÓN. Según las estadísticas oficiales aún persiste el problema de la deserción escolar de niños y jóvenes que se ven obligados a trabajar a edades tempranas y que representan el 2.3 % de la población escolar. Tal vez nos cueste trabajo asociar algunos productos muy comerciales como helados, pasta de dientes, productos de belleza y limpieza y hasta barras de chocolate con el TRABAJO INFANTIL, pero todos estos productos tienen un componente primario común el aceite de palma, extraído en plantaciones ubicadas en el Sudeste asiático y algunas  están en tierra malaya y obtenido por manos de jóvenes dispuestos en apoyo a sus familias a trabajar por salarios raquíticos, renunciando a la educación y sacrificando a muy temprana edad a la oportunidad de una mejor vida. El círculo vicioso en este país se retroalimenta cuando se suma el dato significativo de que las mujeres constituyen más de la mitad de la mano de obra de las plantaciones malayas, aproximadamente 30.000 operarias, que históricamente han sido contratadas como trabajadoras temporales para realizar las tareas menos calificadas y peor remuneradas. La urbanización y la industrialización han empujado a los hombres y jóvenes a trabajar en las nuevas zonas industriales, mientras que las mujeres y niños se quedan y siguen tomando cualquier trabajo que les permita acceder a una vivienda y a los servicios básicos que proporciona la empresa de la plantación, acomodos que de otra forma estarían totalmente fuera de sus posibilidades. De esta forma las mujeres han desempeñado el doble papel de suministrar mano de obra barata y de aportar estabilidad social al hogar.

A principios de la década de los sesenta, cuando el consumo de caucho sintético controlado por los países industrializados aumentó más de 60 por ciento a nivel mundial, los precios del caucho cayeron drásticamente. Las plantaciones de caucho malayas no pudieron competir y por lo tanto el sector fue forzado a diversificarse e introdujo la palma aceitera como cultivo alternativo. Posteriormente el país se convirtió en el primer productor y exportador de aceite de palma, en un impulso que provocó (y sigue provocando) la fuerte oposición de los pueblos indígenas, como los de Sarawak, que defienden sus tierras y bosques tradicionales de los programas de monocultivo devastadores que le permiten al país insertarse en la economía mundial, pero al costo de privar al pueblo de sus medios de sustento y a la vez sacrificando su inigualable mega biodiversidad. El cultivo de palma aceitera requiere un "cuidado" más intensivo para evitar plagas, por lo que el uso de plaguicidas se convirtió en un requisito esencial. Las mujeres fueron contratadas como rociadoras de plaguicidas y fertilizantes; se estima que unas 30.000 mujeres realizan esta tarea en el país, la mayoría de ellas indígenas. La organización Tenaganita (Fuerza de las Mujeres) trabaja con las trabajadoras de las plantaciones desde 1991 y  sus informes han dado a  conocer el calvario de estas mujeres "envenenadas y silenciadas" que ameritan ser escuchadas y atendidas  por  toda la comunidad internacional…

Por último, “las Manos pequeñas” de niños y mujeres pueden ser la clave para un éxito económico, quizás al grado de hacer milagros, pero siempre serán también las manos de la ternura, caricia y del amor que tienen todo el DERECHO A LA EDUCACIÓN y una mejor vida. Así y como lo expresó  el Director de la UNESCOla educación es el cimiento de todas las sociedades sólidas” y el futuro de la Humanidad que definitivamente como ya lo dijo nostálgicamente  la gran escritora británica Agatha Christie merece tener lo siguiente… “Una de las cosas más afortunadas que te pueden suceder en la vida es una infancia feliz” que incluye poder ir a la escuela…

 

P.S.:  http://wrm.org.uy/oldsite/boletin/105/Malasia.html,

https://www.aktiv-gegen-kinderarbeit.de/welt/asien/malaysia/

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/7885

https://www.humanium.org/de/malaysia/

P.S.: http://unesdoc.unesco.org/images/0024/002456/245656s.pdf

http://unesdoc.unesco.org/images/0024/002485/248526S.pdf

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