
Crisol Internacional: “Los mallquis: el último adiós al emperador inca…”
Cuando hablamos de ritos y rituales en torno a los funerales y despedidas de nuestros seres queridos, hay una infinidad de tradiciones desde los más antiguos entierros, sepelios, ceremonias religiosas, noches de velación, cremaciones, procesiones, rezos, rosarios, tiempos de luto y sanación, como hay pueblos y vestigios culturales que unen el pasado con el presente, creando nuevas modalidades para brindar este último adiós. Invariablemente de la cultura y religión, son momentos solemnes, generalmente tristes que reúnen a familiares, amigos y conocidos, y como sea, o haya sido o siga siendo la experiencia de cada uno: un funeral es una oportunidad para honrar o en su defecto reflexionar sobre la persona que se nos adelantó…
Hay civilizaciones muy antiguas como fue el Imperio inca que cubría más de 2,5 millones de kms² en Sudamérica y que practicaban rituales verdaderamente asombrosos, ya que sus gobernantes según los cronistas “fueron considerados por sus súbditos como “Hijos del Sol” y por lo tanto sus restos debían ser cuidadosamente momificados y conservados para la eternidad…” Sin embargo, las momias o “mallquis” nunca fueron bien localizadas, asimismo hay dudas sobre las técnicas utilizadas para la momificación. No obstante, en los archivos del jesuita y cronista peruano Blas Valera se encuentra lo siguiente: “Cuando el rey moría le quitaban los intestinos y embalsamaban su cuerpo con el bálsamo traído de Tolú"; estudios posteriores revelaron que se trato de una resina de la región peruana del Tolú, mezclada con mentol, sal, tanino, diversos alcaloides, saponinas y otras resinas.
A la postre el padre español José de Acosta, quién vio el cuerpo del Inca Pachacuti hacia 1590, lo describió de la siguiente manera: "El cuerpo se encuentra tan bien conservado, y con una cierta resina, que parecía vivo. Los ojos se hicieron de pan de oro tan bien colocado que no había necesidad de los naturales.... Tenía el cabello gris y nada de eso había desaparecido, como si hubiera muerto ese mismo día, aunque en realidad su muerte se había producido más de sesenta y ochenta años antes". Las subsiguientes investigaciones arqueológicastambién dedujeron que los cuerpos de los reyes fueron puestos en cuclillas sobre un asiento, con las rodillas bajo las barbillas, colocando trozos de oro en sus bocas, puños y pechos, vistiéndolos con ropas lujosas. Se estima que aquellas ceremonias funerarias duraban un mes e incluso exigían sacrificios humanos, comúnmente las esposas, concubinas e incluso algún niño o joven noble, era enterrado junto al monarca en el palacio imperial y custodiado por sus servidores.
Para la mayoría de nosotros tales rituales suenan muy impresionantes, y hasta fascinantes, exagerados, contradictorios y hasta crueles cuando implicaban los sacrificios humanos, sin embargo aquellas civilizaciones los consideraban como actos sagrados, dignos del “último adiós…” que continuaba con el cuidado de los difuntos al espantar cualquier insecto que se acercara y podían poner en riesgo el estado de la momia. Es más, los incas según la investigación correspondiente “pensaban que era necesario vestir y proveer de comida y bebida a las momias de sus ancestros para preservar el orden cósmico y poder así garantizar abundantes cosechas y la fertilidad del ganado.”
También se encontró que:”en ocasiones especiales, las momias eran sacadas en procesión y llevadas al Coricancha o templo del Sol, en Cuzco, donde se exhibían en un pequeño trono. Era común entonces que los incas visitaran a las tumbas de sus antepasados gobernantes para “consultarlos” sobre los sucesos militares, políticos o de la vida comunitaria en el vasto Imperio Inca que abarcaba los que hoy conocemos como Perú, Ecuador, Bolivia, el Noroeste de Argentina y el Norte de Chile.
Posteriormente,con la llegada de los españoles y el proceso de Conquista del hemisferio Sur en 1532 se cree que algunos criados fieles se llevaron las momias de sus gobernantes a algún lugar seguro para que no pudieran ser profanadas y allí siguieron siendo veneradas en secreto. En 1558, Juan Polo de Ondegardo fue nombrado corregidor de Cuzco y entre sus planes estaba localizar las momias de los reyes incas y tuvo éxito en su búsqueda, ya que descubrió las momias de varios gobernantes y sus coyas o reinas. Según el cronista y escritor peruano Garcilaso de la Vega aquel encuentro se resume con las siguientes palabras: "En la habitación encontré cinco cuerpos de los gobernantes incas, tres varones y dos hembras. Los cuerpos estaban perfectamente conservados y estaban vestidos como lo habían sido en vida, habiendo sido enterrados en una posición sentada, sus manos cruzadas a través de su pecho, la izquierda sobre la derecha, y sus ojos bajos, como si buscaran en el suelo [...]. Los cuerpos pesaban tan poco que cualquier miembro de la comunidad podría llevarlos en sus brazos en la espalda de casa en casa". Aquellos restos fueron enviados a la ciudad capital Lima donde se ordenó conservarlos en el recinto del Hospital Real de San Andrés.
Siglos después, en 1937 se inició una nueva investigación sobre aquellas momias incas ya prácticamente en el olvido y para sorpresa o asombro se descubrieron de nuevo las supuestas criptas de las momias PERO en ninguna se hallaban restos de aquellos gobernantes y de sus acompañantes. Al respecto tuvieron que pasar más de seis décadas cuando se retomo el tema en el año 2001, cuando se emprendió una nueva búsqueda arqueológica con medios más modernos como el radar de penetración terrestre, encontrando una nueva cripta subterránea abovedada bajo el recinto y un pozo con algunos vestigios de la época colonial… sin embargo, SIN rastro de aquellos gloriosos gobernantes embalsamados y conservados para una eternidad, dándoles “El último adiós al emperador inca…” y dejándonos con el misterio y el pensamiento de Robespierre: “La muerte es el comienzo de la inmortalidad…”
P.S. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/misterio-momias-reyes-incas_13468








