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Cultura empresarial: PROPÓSITOS PARA EL AÑO NUEVO

Escrito por Jorge Alberto Vale Sánchez en Sábado, 30 Diciembre 2023. Publicado en Cultura Empresarial, Cultura Empresarial, Desarrollo humano, Desarrollo organizacional

No es tarde para retomar tus propósitos | Profesionistas

Hay diferentes ocasiones en que nos proponemos realizar cambios o bien implementar nuevas acciones o nuevos rumbos para nuestra vida.  Por lo regular el propósito se plantea después de una etapa difícil, una enfermedad, un nuevo puesto laboral, un fracaso, divorcio o bien un año que comienza. Los buenos propósitos se acompañan de planes o estrategias y de compromisos en primera persona: “yo”,  es decir, quien hace los planes.

La efectividad personal de cada miembro de una organización está en relación directa con la efectividad institucional. De ahí que los propósitos y deseos que establecemos para nuestra persona repercutan en la organización o empresa en la que  trabajamos.

De la misma forma en que la planeación estratégica y participativa dentro de las organizaciones empresariales parte de un conocimiento claro y preciso de la Misión Organizacional, la Visión de Futuro que deseamos para la organización, así como de los Principios y Valores que fundamentan la filosofía organizacional, también estos conceptos son tomados en cuenta para los planes personales que acompañan a los nuevos propósitos, esto es un claro conocimiento de nuestra misión como ser humano, la visión de futuro de nuestra vida y, desde luego, los principios y valores con los que determinamos las buenas decisiones que tomamos en nuestra vida diaria.  Sin embargo, existe otro elemento de fundamental importancia para que los planes y propósitos establecidos puedan de forma realista ser instrumentados y esto es el rol o roles que nos toca jugar o desempeñar en cada una de nuestras actividades en lo individual o lo colectivo: familia,  grupo de amigos,  organización en la que trabajamos, o la sociedad en su conjunto, por mencionar algunos.

Ya hemos comentado anteriormente la importancia que juegan las relaciones productivas que establecemos a lo largo de nuestra vida.  En cada etapa de nuestra vida diferentes relaciones productivas toman mayor o menor relevancia dependiendo de los roles que nos toca desempeñar.  La efectividad personal proviene de asegurar que los roles que desempeñamos se fundamenten en relaciones productivas sanas y positivas y, desde luego, que aseguran el alcance de nuestra misión aplicando los principios y valores que hemos decidido para nosotros.  Pero, ¿cómo asegurar  que los roles que desempeñamos alcancen su efectividad?  El primer componente para encontrar una respuesta a la cuestión anterior tiene que ver con la necesidad de conocer con claridad y certeza cuáles y cuántos son los roles que nos toca desempeñar y, por tanto, quiénes son las personas involucradas en estas relaciones. 

Como ejemplo podríamos citar un caso general en el que los roles de una persona son: cónyuge, padre, hijo, director corporativo, abogado y ciudadano. De acuerdo con estos roles las personas involucradas en las relaciones productivas que harán eficiente cada rol podrían ser: cónyuge, hijos, padres, subordinados, colegas o socios y vecinos de la ciudad donde se vive.

La otra componente de la respuesta proviene de lo que las otras personas involucradas en la relación productiva manifiestan de dicha relación.  De aquí entonces que la clave para la efectividad está en las acciones que hagamos para que las otras personas encuentren la efectividad que nosotros mismos deseamos.  Sin embargo, hasta aquí pareciera que esto no depende de nosotros sino de las otras personas. 

Lo anterior puede ser visto con mayor claridad cuando nos hacemos la pregunta ¿qué quiero que diga(n) esta(s) persona(s) de la relación que sostiene conmigo?.  La ventaja de esta pregunta es que ya no depende de las personas involucradas en la relación sino de la propia primera persona, esto es, de quien hace los planes y propósitos.

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De esta forma, para asegurar la efectividad de cada rol –lo que depende también de los demás-,  se puede construir, con mayor claridad, por la misma primera persona al hacer sus planes y estrategias de cada día, semana, mes o año.  Por ejemplo, supongamos que una persona revisa su rol de ser hijo, la pregunta sería "¿Qué quiero que diga mi madre de la relación que sostiene conmigo, su hijo?", y supóngase que los deseos de quien fundamenta el rol son ser reconocido como un hijo que esta atento de las necesidades de su madre, así como que ella tenga presente permanentemente el amor que el hijo siente por ella. Así, los deseos y propósitos que aseguran que esta relación alcance la efectividad dependen de las acciones desarrolladas por quien planifica durante un lapso de tiempo: un día, una semana, un mes o todo el año.  Así, acciones como visitas, llamadas telefónicas, cartas, permitirán el alcance de la efectividad deseada para los participantes de dicha relación hijo y madre.

Asimismo, para cada rol desempeñado se debe hacer la misma pregunta por cada persona involucrada, lo cual permitirá identificar con claridad las acciones que deben realizarse en cada etapa de tiempo que aseguren la efectividad en el rol o en los roles desempeñados. 

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Jorge Alberto Vale Sánchez

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