• werr
  • wer
  • weeee

INDIFERENCIA

Escrito por Laura Gutiérrez en Lunes, 06 Abril 2015. Publicado en Cultura, Opinión, Política, Redes Sociales, Sociedad

He estado leyendo noticias sobre algunos sucesos que han ocurrido últimamente en nuestro país, algunas publicaciones que han estado haciendo mis amigos en redes sociales, algunas buenas pero otras tristes, al preguntarnos nuestras opiniones sobre los sucesos un amigo tuvo un buen concepto para englobar el porqué suceden las situaciones en nuestro país, su opinión fue que existe INDIFERENCIA ante lo que pasa a nuestro alrededor, yo opino que cada vez nos olvidamos más de Dios, tarde un poco en asimilar el concepto que dio mi amigo y no sé si esto es lo que quiere decir, pero les comparto lo que yo pude entender, él dice que la INDIFERENCIA  es un cáncer que se ha metido en la columna vertebral de nuestra sociedad.

La indiferencia la vivimos a diario, sin embargo se nos ha hecho tan cotidiano que no nos damos cuenta de ello o quizá, simplemente, ya solo nos acostumbramos a ella, desde el momento en que miramos a las personas tirar basura en la calle o lugares públicos, pero no hacemos, ni decimos nada, vemos como hay personas que se pasan los altos, no se respeta a los peatones, así como muchos peatones no respetan la forma en cómo cruzar una calle o subir un puente, sabemos que existen personas que están haciendo daño, pero igual no hacemos nada, últimamente he escuchado hablar sobre las próximas elecciones, cada quien tiene un punto de vista diferente, pero coinciden en que los políticos son corruptos y si realmente lo sabemos ¿por qué no hacemos nada?.

Creo que a lo que se refiere mi amigo es que nos hemos hecho tan indiferentes que mientras no nos afecten los sucesos directamente no entendemos la magnitud de la situaciones, pero ¿para qué esperar a que nos ahoguemos en basura o el día que la falta de respeto sea tanta que lleguemos a vernos todos como enemigos?.

¿Por qué luchamos por sobrevivir? Cuando lo ideal sería que aprendiéramos a convivir, hacer de nuestra comunidad un lugar agradable digno de lo que presumimos ser, SERES HUMANOS.

Creo que la única forma de combatir la INDIFERENCIA es con la CONCIENCIA de saber que hacemos lo correcto, las pequeñas acciones determinarán en gran medida lo que queremos ofrecer particularmente de nosotros mismos, por ejemplo si cada uno de nosotros dejara de tirar basura viviríamos en un lugar más limpio, si en la comunidad tuviéramos conciencia de las necesidades de nuestro prójimo, nuestra convivencia sería más armoniosa, si el político realmente tomara conciencia de que es elegido como representante de una comunidad para dar solución a las problemáticas que se tienen, difícilmente la sociedad tendría un concepto tan deteriorado de ésta labor.

Ojalá podamos hacer conciencia del ser humano que queremos ser, lo que podemos ofrecer al lugar en donde vivimos, cómo podemos ayudar a las personas que sufren necesidades de cualquier índole, creo que cuando crecemos interiormente nos volvemos mejores seres humanos y por consiguiente tendemos a crecer profesional y económicamente, si todo esto se pudiera desarrollar en cada persona nuestra comunidad sería más armoniosa y exitosa.

 

Los dejo con esta pequeña reflexión.

 

LA TRAMPA PARA RATONES

Érase una vez en una granja un ratón escondido en un agujero en la pared. Un día, mientras se asomaba hacia la cocina, vio como el granjero y su esposa organizaban los artículos que acababan de comprar. El ratón enseguida se dio cuenta de que algo iba mal. Habían comprado una trampa para ratones.

Asustado, se volvió a meter en su escondite y de allí corrió a toda velocidad a avisar a los animales de la granja. Pero le recibieron con indiferencia. “Han comprado una trampa para ratones”, le contó a la gallina. El ave se rió. “Lo siento por ti, amigo ratón, pero a mi eso no me preocupa”. Entonces el roedor acudió al cerdo. “Tienen una trampa para ratones”. Y el cerdo le dijo: “tienes mala suerte, rezaré para que no te pase nada”, pero tampoco le hizo más caso. El ratón fue entonces a ver a la vaca, y esa tampoco se inmutó por la noticia: “pequeño ratón, soy una vaca, no tengo nada que temer de una trampa para ratones”.

El diminuto roedor se fue triste de vuelta hacia su escondrijo, determinado a enfrentarse solo a los peligros de la máquina infernal. Durante la noche el ruido característico del resorte de una trampa rompió el silencio. La mujer del granjero se levantó inmediatamente para comprobar cual había sido la presa. Pero con las prisas, no tuvo cuidado y no se dio cuenta que lo que la trampa había atrapado era la cola de una serpiente venenosa. El animal furioso mordió a la granjera.

El granjero llevó a su mujer rápidamente al hospital, del cual volvió con una pequeña fiebre. El hombre pensaba que el mejor remedio contra la fiebre era un buen caldo de gallina, así que cogió su hacha y fue a matar a la gallina. Pero la mujer no mejoraba. A medida que su salud iba empeorando, los amigos de la pareja se acercaron a visitarla, y para darles de comer el granjero tuvo que matar al cerdo. Finalmente la mujer murió, y tantas personas vinieron al funeral que al hombre no le quedó más remedio que sacrificar a la vaca para poder tener carne suficiente para todas.

El ratón presenció todos los acontecimientos con gran tristeza. Sus amigos no se dieron cuenta de que cuando un peligro acecha a un solo miembro del grupo, todos están en peligro.

Moraleja: no creas que un evento no vaya contigo porque no te afecta directamente. El mundo es complejo, y todos estamos relacionados por vínculos a veces invisibles. Si uno está en peligro, todos lo están. La solidaridad y la ayuda mutua son el mejor camino para enfrentar los problemas. No dudes en ayudar a tu proveedor, a tu cliente o incluso a la tienda de enfrente, esa que aparentemente no tiene nada que ver contigo. Porque ya sabes: hoy por ti, mañana por mí.

 

 

Acerca del Autor

Déje un comentario

Estás comentando como invitado.