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La mujer. Cifras de vergüenza

Escrito por Ramón Ojeda Mestre-QEPD en Domingo, 14 Noviembre 2021. Publicado en Artículos de opinión en BCS, Conoces a Nuestros Colaboradores, Opinión, Reflexiones políticas sudcalifornias , Sociedad

Mensaje del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la  Mujer de 2018 | ONUSIDA

Se necesita ser masoquista para levantarse muy temprano y ver las noticias, las redes antisociales, los chats y mensajes o las noticias, en lugar de primero disfrutar el orto, el amanecer, el canto de las aves y el mar, pero, tiene razón la paremiología nacional: “chango viejo no aprende maroma nueva” y antes de la cinco, la maestra cinco, Rosario Díaz Cinco, que la odio con odio jarocho por recordarme la cruda realidad, me hace llegar dos afiches tremendos, uno, la marcha que habrá el 25 de noviembre en San José del Cabo por el Día Internacional de la Violencia contra la Mujer y otro, del mismo jaez, el domingo 28 de noviembre en la marina y el centro de CSL una carrera y una caminata urbana para restregarnos esa misma problemática estrujante que hemos venido ocultando, cobarde y lerdamente.

 

Aún recuerdo las caras largas en la “administración” anterior en que se comentó cuantos servidores públicos golpeaban o maltrataban a sus parejas. Es un gran aliento que cada día haya más y más mujeres diputadas, senadoras, gobernadoras, regidoras, síndicas, presidentes municipales, y funcionarias de alto nivel.

 

Me llena de ilusión pensar que mujeres como Yanssen Diphna Weichselbaum Calderón lleguen a estar en lugar de Víctor, de Carlos, de Marcos, de Narciso, de Leonel o de Ángel César. Es mi ídola y veo con qué seriedad y rigor se desempeña junto a Bertha Montaño, Alicia Meza, a Milena Quiroga y a Ileana Talamantes, a Edith Aguilar o a Lucía Trasviña y a Guadalupe Saldaña, pero la verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad, como juran los gringos ante la Biblia en los tribunales antes de empezar a decir mentiras, es que la situación crudelísima y afrentante de las mujeres en México, se ha venido ocultando de manera contumaz y sistemática.

 

Hace un par de días, la maestra en Ingeniería por la UNAM, Tamara Montalvo Arce, lo expuso en un selecto Foro con las regidoras, presidentas de Cámaras, funcionarias, académicas, dirigentes y amas de casa, “Necesitamos estadísticas confiables, para hacer propuestas serias” frente a las organizadoras de esa Primera Reunión denominada Mujer Líder, Unidas por Los Cabos, en que presentaron una serie de opciones basadas en diagnósticos, análisis y percepciones de esta nueva realidad tan cambiante en el Municipio de Los Cabos que nos da cobijo y pertenencia, con la presidente de Coparmex, Arandi Torres, con las dos queridas Irenes Román y Galindo, Patricia Lara de Raíces y Lazos, Ely Velázquez Flores, la incansable Perla Valenzuela y muchas otras como mi super amiga Lolita de la Colonia Gastélum, Karla González Gavarain y Ana María Wilson mis colegas, Diana Bustamante de la Fundación Mavi, la temible contralora municipal Lorena Berber Holguín, y la querida representante del DIF de la señora Leggs y la Chef que según yo es aliada de los weight watchers, sin faltar una bella y formal uniformada, en fin entraban y salían muchas y además no podía fijarme mucho pues “un mundo nos vigila”.

Se dijo que tres aspectos principales establecen el desafío fundamental de Los Cabos: 1.- Su creciente población y la composición de su pirámide demográfica, cada vez más rejuvenecida y más demandante. 2.- La presión social y ambiental sobre sus recursos naturales, y su ordenamiento territorial. 3.- Su fortalecimiento económico, en simultaneidad con sus asimetrías, vinculado a la infraestructura turística existente y a un vertiginoso proceso inmobiliario de todo tipo de edificaciones, conjuntos, hoteles, fraccionamientos, viviendas, comercios e infraestructuras de servicios.

Las enormes dificultades de realizar una planeación urbana integral y acatable, sobre un espacio de 3,751 kilómetros cuadrados de nuestro municipio que se densifica cada vez más en los polos neurálgicos de Cabo San Lucas, de San José del Cabo y de Cabo del Este, nos han empezado a cobrar facturas acuciantes, en el tráfico, en la prestación de servicios de agua potable, vivienda, educación, salud, cultura, recreación, seguridad y en oportunidades reales para la mujer en todos los estratos sociales.

Es verdad que los retos del municipio de Los Cabos son iguales para las mujeres y los hombres, pero es una realidad que la inmensa mayoría son madres solteras y con un menor promedio de nivel educativo o con menos oportunidades de empleo mejor remunerado.

No hay ningún otro municipio en el país que crezca tanto en oportunidades, en empleo o en ingresos individuales, pero ello no se refleja en la situación de mejoramiento de los hogares donde la mujer cumple un triple papel de proveedora, madre, y co-educadora de hijos(as), siempre en desventaja y en carencia de apoyos reales que equilibren su situación desigual.

 

Se afirmó: No podemos convertir este encuentro en un foro de lamentaciones, pero tampoco de silencios acomodaticios. Estamos muy contentas de que Los Cabos se fortalezca económicamente, pero no, de que se escatime socialmente en detrimento de la mujer Cabeña, que ni siquiera en las estadísticas se puede reflejar, ya que sólo se miden los índices de ocupaciones hoteleras o de vuelos, o de cruceros, o de empleo en general y no asumimos la responsabilidad de ofrecer números, porcentajes o tendencias de la situación cada vez más crítica y angustiosa de las mujeres madres desde las edades más tempranas.

 

Por eso creemos necesario qué en la urgente Planeación integral del Municipio, se incorporen con carácter de urgente, estadísticas específicas de la condición de la mujer. Que haya datos oficiales y actualizados, confiables, calculados, analizados e investigados de manera autónoma o independiente por instituciones universitarias, de Derechos Humanos o de la sociedad civil. No por los Gobiernos ni las cámaras o por cualquiera que pueda sesgarlas.

 

“Necesitamos saber cuántas somos, dónde estamos, cuántos hijos(as) tenemos, cuánto ganamos, dónde trabajamos, cuáles son nuestras enfermedades, cuál es nuestra condición jurídica y civil, cuántas sufrimos de violencia, discriminación o estrés laboral, cuál es nuestra escolaridad, cuál es nuestra proveniencia, qué lenguas o idiomas hablamos, qué necesitamos, qué tenemos, qué nos alegra o entristece, cuál es nuestra fuerza o debilidad, cuáles nuestras oportunidades, cómo nos podemos reunir, quiénes tienen agua potable o drenaje, o pagan renta o viven en invasiones, o son extorsionadas o víctimas de la trata de personas, o explotadas, o esclavizadas por las adicciones, enfermas de Covid o de Diabetes, de Hipertensión, de Obesidad, de Cáncer y padecimientos femeninos o desnutrición crónica”.

 

Necesitamos saber TODO de nosotras mismas para poder definir propuestas o acciones, demandas o requerimientos. No queremos ser un cero a la izquierda.

 

Las que tengamos el beneficio de contar con un poco más de preparación o de fortuna tenemos la obligación ética y existencial de entender y auxiliar a las demás. Esto no es problema de clases sociales, o de tintes políticos, o de colores de nuestra piel. Esto es un problema existencial, tremendo, para la mayoría de las mujeres que trabajan, luchan y sufren y ni siquiera existen para los censos o las estadísticas. Hemos estado en ejidos, dentro del municipio de los Cabos donde aún hay señoras que no saben leer y escribir.

 

Nuestros hijos, al igual que nuestras hijas, pagan por nuestra pobreza y marginación. Como si la condición de mujer fuera una desgracia biológica o cultural. Y que de ninguna manera se nos lleve a las casillas falsificadas o estigmatizadas del feminismo o fichajes de ese tipo. Estamos hablando del hambre, de la enfermedad, de la discriminación, del violentamiento, de la opacidad o del ocultamiento de lo que ocurre o no a la mujer niña, a la mujer adolescente o a la mujer sola o malamente acompañada.

 

Si queremos avanzar, primero tenemos que saber todo acerca de nosotras mismas, sin medias tintas. Nadie va a hacer nada por las mujeres que no lo hagamos por nosotras mismas. “Esa es mi modesta propuesta a ustedes después de vivir más de veinte años en este maravilloso municipio de Los Cabos, afirmó la académica y Actuaria Tamara Montalvo Arce. No seamos cómplices de las estadísticas manipuladas u ocultas. “Todas nosotras sabemos la verdad. Es hora de que la digamos y se sepa”

Hay mucha información confiable en el INEGI, o en la ANUIES, o en el Implan o en la AHLC o en la UABCS, pero está dispersa, desactualizada e incompleta. No podemos ignorar que todos los días llegan más y más mujeres a BCS y en especial a Los Cabos por aire, mar y tierra, provenientes de cinco o seis estados de la República principalmente, y eso vuelve más dinámica o aparentemente inasible la información sistémica. La mayoría de las mujeres de Los Cabos no tiene credencial del INE de nuestro bello estado, muchas cambian de domicilio cada dos o tres meses por diversas razones, otras se regresan, pero la mayoría se queda. Tenemos ya muchas extranjeras inmigrantes lo mismo centroamericanas que norteamericanas. En fin, una sociedad no puede caminar con un solo pie masculino, tiene que avanzar con la imprescindible extremidad femenina. Todos tenemos que “rediseñarnos” al respecto. Gobiernos, religiones, sociedad, empresas, escuelas y familias. Toda la sociedad, como ya se empieza a ver en los países más avanzados. ¿Me entiendes Méndez, o no me explico, Federico?

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Acerca del Autor

Ramón Ojeda Mestre-QEPD

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