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La sexualidad en la vejez

Escrito por Maricela Chávez Gámez en Jueves, 22 Octubre 2015. Publicado en Opinión, Sexualidad

Resulta común pensar que las personas de “cierta edad” nos vamos convirtiendo poco a poco en seres apáticos, ajenos o indiferentes a las muy variadas formas de sensualidad, sexualidad o cualquier otra presentación del placer carnal… ¿será?

Te has preguntado alguna vez, cuando ves a un viejito o viejita ya setentona o más arriba, si ¿todavía les atrae el sexo?... otra ¿por qué a los viejitos varones les dura más el gusto por las muchachas que a las viejitas el gusto por los hombres? Creo que estas son preguntas que no acostumbramos tomar con seriedad, y los antojos carnales de los viejitos son para muchos, tema de chascarrillo y anécdota jocosa porque damos por “palo dado” que todo por servir se acaba y que el sexo ya no es, definitivamente, cosa que interese a un anciano, esto no siempre es cierto.

 Es aceptado que el interés en las relaciones de pareja cambia... Por supuesto... Pero solo es eso… ¡un cambio! La sexualidad si bien toma otro cause no se termina con los años.  Yo conocí a un viejito cargando más de ochenta años que gastaba poco de su mucho dinero en contratar a una enfermera-mandadera-chofer y dama de compañía y aunque sus hijos se oponían ruidosamente y lo pitorreaban, él insistía con una contundente razón: le gustaba que la doña le enjabonara “sus cositas”..jajajaja… ¿no que no? Otro caso fue de un médico amigo entrado en años, compañero de trabajo de mi esposo que era famosillo entre sus colegas porque le encantaban las muchachas pese a su edad y se decía que las agarraba como paletas... Sólo las lamía o las chupeteaba…pero igual jalaban… o sea, que sus antojos seguían vivitos y coleando.

Pocas veces los estudiosos de diversos campos se ocupan de la sexualidad en la tercera edad, como que ya no es tema de relevancia y en términos generales se opta por negar, rechazar o dificultar sistemáticamente la mera existencia de manifestaciones sexuales en esta época de la vida y consecuentemente existe poca información sobre este tema, si acaso, una que otra cosilla en las historias clínicas de los abuelos, ausencia que se explica partiendo de que resulta inusual cuestionar las prácticas íntimas de los ancianos, ni siquiera por los médicos y compartiendo lo que un galeno me comentó, “a los viejitos no les gusta que les preguntes, les da pena, se enojan o simplemente no contestan adecuadamente a las dudas” y termina por creerse que si eres viejito, eres por tanto, sexualmente inactivo. Yo le pregunté a mi mamá y en efecto,  se enojó.

 Se define como Salud Sexual Geriátrica a "la expresión psicológica de emociones y compromiso que requiere la mayor cantidad y calidad de comunicación entre compañeros, en una relación de confianza, amor, compartir y placer, con o sin coito" (Maslow). Si revisamos lo que esta definición quiere  decir, tenemos muchísimo por hacer en cuanto a la relación que ésta moderna sociedad tiene con los adultos mayores, la sexualidad debería permanecer en una dimensión afectiva, sentimental y relacional durante todo el curso de la existencia, respetando el cuerpo y todos aquellos aspectos que van apareciendo en nosotros en cada fase de la vida.   Así en la vejez el concepto de sexualidad se basa fundamentalmente en una optimización de la calidad de la relación, más que en la cantidad de ésta. Este concepto se debe entender en forma amplia, integrando en él, el papel que juega la personalidad, el género, la intimidad, los pensamientos, sentimientos, valores, afinidades, intereses, etc.

Haciendo un ejercicio, recuperé algunos de los Mitos sobre la sexualidad en la tercera edad y dice así: el sexo en los ancianos es inmoral; los viejitos y los niños son asexuales;  los que se interesan son solamente los viejos “rabo verde”; el sexo les hace daño;  ya no se les pone “firme” el instrumento;  es un feo pecado que amerita baños en agua bendita;  es traición de la gacha a sus parejas difuntas;  ya no son deseables entre tantas arrugas;  si no hay “pasión” en la relación mejor nada;  si se consiguen una pareja más joven son ridículos, éstos y algunos otros decires más, están dentro de los mitos más conocidos... Pero resulta que la sabiduría popular pone algo a favor del sexo entre viejitos y algunas opiniones son:  No existe mejor estimulante sexual que la mente, imaginación mata hormona;  un aproximado del 25% de las “nanas” disfrutan más de las relaciones sexuales que cuando eran jovenazas, aunque por supuesto no lo digan; el nivel de satisfacción sexual es totalmente subjetivo y no tiene nada que ver con los años; el interés por el sexo no desaparece, es como la energía, solo se transforma y la otra y más reveladora,  es que más del 85% de los viejitos mayores de 60 años siguen encantados de la vida practicando el “chucuchucu” de a como salga.

Ya por último me encontré una lista muy verdadera y con gusto la comparto:

DERECHOS SEXUALES DE LOS ANCIANOS

  • A sentir su propio cuerpo.
  • A conservar su orientación sexual.
  • A  compartir el goce y el placer.
  • A mantener al máximo su integridad física para un mejor goce y disfrute de su sexualidad.
  • A su intimidad.
  • A que la expresión de su sexualidad no sea necesariamente el coito.
  • A vivir su sexualidad a través de su fantasía.
  • A conservar una valoración positiva de los cambios físicos.

La sociedad moderna es generalmente hostil hacia el anciano sólo por el hecho de serlo,  cuantimás si de su sexualidad se trata. Los viejitos son frágiles, ya dieron lo que iban a dar, y olvidamos que si su cuerpo físico ya está agotado, y dejó atrás sus mejores momentos, en peores condiciones se encuentra su sensibilidad emocional,  difícilmente resisten a cualquier agresión emocional o afectiva de parte  de los más jóvenes. Leí que el envejecimiento, es el único proceso que no nos introduce a otro ciclo de la vida convirtiéndose así en el momento más dramático de la existencia del ser humano.

Es la etapa de “las pérdidas y los temores”, cuando ya perdimos todo aquello que acompaña a la juventud y solo se ve al frente el temor a la soledad, al abandono, la incomprensión, la discapacidad y la dependencia. El anciano está frente a la sociedad en una incómoda posición de manifiesta debilidad. Acordémonos que para allá vamos y como reza el dicho... “Como me ves... Te verás...”

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