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Mattina

Escrito por Justine Hernández en Martes, 08 Diciembre 2015. Publicado en Literatura, Poesía

Fue su primer cumpleaños y nunca me perdonaré que olvidé comprarle su lata de comida húmeda. Llegó a mi vida una mañana envuelta en los brazos de su dueña, una bolita de mas o menos quince centímetros de longitud, con su almohadita morada y con toda la determinación de conquistar lo que quisiera sin que su tamaño le causara preocupación. Se comió mis mejores libros de poesía, unos cuantos zapatos, le mordió la panza y las orejas a Samir, unas cuantas plantas… pero nadie me había acompañado con tanto esmero cada mañana al despertarme. En cuanto brincaba de la cama ella venia conmigo y hacia el recorrido de prender la cafetera, bañarme, cambiarme, ver las noticias, tomarme el primer café del día y arreglar las cosas para irme a la oficina con tanto gusto y paciencia.
 
Aprendí mucho de ella, es capaz de vencerlo casi todo, es perseverante, nada la limita y puede convencer a Samir de que un sillón no es barrera suficiente para explorar el resto de la casa, ni un perro cinco veces mayor que ella es tan imponente como para no ladrarle, sabe lo que no le gusta a metros de distancia y se pone en guardia, define la manera en la que quiere ir y lo busca hasta que lo logra, a veces, se queda callada, casi melancólica y se da su espacio, observa por la ventana como pensando en lo que hay detrás del cristal, no le gusta que le pongan algo que no necesita y prefiere morirse de frio a ponerse un disfraz que no le gusta… Hembra al fin, siempre marco sus formas y decisiones, ganó la cama que quería, exploró todas las opciones antes de aventurarse a lo desconocido y logró que camináramos a su ritmo…. Mujeres….


JD

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