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Revista Tamma Dalama: Legisladores y redes sociales II, por Judith Moreno Berry

Escrito por Tamma Dalama, Universidad Mundial. en Jueves, 18 Enero 2018. Publicado en Catedráticos de la Universidad Mundial, Revista Tamma dalama, Revista Universitaria Tamma Dalama, Tamma dalama, Tamma dalama, Universidad Mundial, Universidad Mundial, Universidad Mundial BCS, Universidades, Universidades en BCS, Vinculación Universidad Mundial

               4.-El comportamiento digital de algunos políticos mexicanos.

             En algunas oportunidades las prácticas digitales se usan y ha utilizado para inhibir, presionar y callar las voces opositoras para que el discurso de una corriente política predomine sobre las opiniones y posturas dominantes. Además las enormes lagunas legales permiten la difamación, la denostación del otro y la ausencia de una ética.

               El primer presidente que usó las redes sociales para su campaña presidencial con gran éxito fue Barack Obama y su ejemplo fue seguido por el exmandatario Felipe Calderón quien llegó a tener más de medio millón de seguidores (Alto nivel, 2011). Los partidos opositores no se quedaron atrás y empezaron a difundir sus actividades proselitistas.

              Así, las elecciones presidenciales de 2012 estuvieron marcadas por campañas digitales que posteriormente fueron señaladas como tramposas y engañosas (Sin embargo, 2016). Varios priístas estuvieron y/o están en el candelero de la opinión pública por tales motivos (Alejandro Murat, Omar Fayad y hasta el presidente Peña Nieto). La publicación señala, por ejemplo, la creación de perfiles falsos en las redes para apoyar a candidatos, partidos políticos y gobernantes. Un gran engranaje comunicacional a base de rumores o falseación de la realidad.

             A partir de 2012, con el cambio de gobierno, se han suscitado escándalos en las redes sociales (Borja, 2013) cuyos protagonistas suelen ser gobernantes o familiares de ellos que son filmados en los sitios donde crean el problema, exhiben prepotencia, humillan, amenazan, conducen en estado inconveniente, agreden y causan cualquier cantidad de tropelías.

             Ejemplos hay muchos, de los cuales destacan la “Lady[1] del senado” de un partido de izquierda, quien al llegar tarde a tomar su vuelo, maltrató a una empleada de línea aérea e incluso exigió la creación de una fiscalía especializada en la protección de los políticos. Otra fue la “lady diputada” candidata de partido de derecha quien fue captada en estado de ebriedad fuera de un bar en Ciudad Juárez, Chihuahua.

             También los “gentelmen[2] de Ixtapaluca y Silao quienes, ebrios, insultaron a las autoridades que los detuvieron por escandalizar. La constante es la prepotencia, el alarde de su omnipotencia por pertenecer a una clase superior y privilegiada.

              Pero los saltos a la fama efímera en medio de descalificaciones también se han convertido en tema al interior de las cámaras de diputados y senadores. Ejemplos hay varios (García I. , 2012): El priísta Salvador Arellano expresó en tribuna que a las damas “hay que abonarlas para que den buenos frutos como a la tierra”; por otra parte,  la diputada panista Augusta Díaz de Rivera espetó a otro diputado de oposición: “Usted ni siquiera es inteligente, viene usted a darle vueltas a 3 ó 4 ideas desde que tomamos  protesta, no sabe ni siquiera debatir, sus únicos argumentos son el insulto, la denostación de todos, sus babosadas que viene a decir aquí en contra de todos.” Otro diputado priísta, Francisco Moreno dijo: “No hay caballo fino que no tire a mula ni mujer bonita que no llegue a ser meretriz.”

               La doctora María Elena Meneses  opina que son estrategias de políticos para cobrar notoriedad, ya que por si solos son ignorados y concluye “las redes sociales se han convertido en una esfera que representa visibilidad para quienes usualmente no son tomados en cuenta por los medios; esto puede ser parte de una estrategia para llamar la atención.” (García I. , 2012) Con estos escándalos no han logrado ser más populares y aprobados por la ciudadanía, más bien lo contrario.

  5.-La Cámara de Diputados en la era digital.          

               Casi el 65% de los mexicanos son usuarios de redes sociales afirma un artículo sin firma de la revista  Proceso (PROCESO, 2016) de acuerdo con un sondeo realizado por Marcelo Torres Cofiño, director general del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados (CESOP). Reveló que el 85% conoce o ha escuchado del internet. Confirma que el Facebook es usado por el 97.3% de los internautas nacionales y que el 46.52% usa el Whats up. Los usuarios que más utilizan las redes sociales en México son los millenials (1 de cada 3) (Tenorio, 2015)

              El mencionado sondeo de opinión  el 56% indica que las redes sociales son efectivas para la denuncia social a través de quejas, el 86% afirma que las redes incrementan la participación ciudadana y 73% se declaran a favor de su regulación legal. Se confirma que la televisión ha perdido terreno para recibir información (42%); sin embargo el 20% se entera del acontecer nacional y mundial a través de internet, 11.6% por los diarios y el 9.9% por la radio.

               A su vez, el Congreso mexicano tiene una estación de televisión propia desde 1998  (Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos) , con el objetivo de difundir la actividad legislativa y parlamentaria. Asimismo, informa, analiza y discute públicamente sus actividades.  Tiene señal abierta desde 2015 con una audiencia posible de 24 millones de tele hogares. Sin embargo, al buscar el rating [3]    de dicho canal no se encontró rastro alguno, por lo que se presume no llega a los dos puntos.

             Con respecto al uso de tuits o a los tuiteros, el uso de esta red abierta se ha popularizado entre los congresos legislativos mexicanos. De hecho, casi todas las dependencias federales, gobiernos estatales y legisladores emiten mensajes o tuits (Visión Legislativa, 2015) con el objetivo de establecer y fortalecer los vínculos de representación con sus gobernados. Sin embargo, las críticas indican que estas entidades no comunican lo suficiente sobre su agenda legislativa, facultades, acuerdos, etcétera. Las preguntas ahora serían: ¿Le interesa al pueblo esto? ¿Tienen acceso a la información por redes sociales la mayoría de los representados?

             Pareciera ser que las redes sociales están desaprovechadas con respecto a la información que les llega los ciudadanos.

6.-Ciudadanía y diputados jóvenes: nuevos perfiles políticos incongruentes.

              México tiene ya 120 millones de habitantes (INEGI) de acuerdo con la última encuesta intercensal de 2016 Al revisar las estadísticas de la cámara de diputados se infirió que los jóvenes son minoría ya que el 18.1% tiene entre 15 y 24 años [4]40.4% tienen entre 25 y 54 años y sólo el 13.6% tienen 55 años o más. Es decir, la Cámara de Diputados está conformada, en su mayoría, por representantes del 20% de los gobernados.

              Con respecto al acceso de los jóvenes a la cámara de representantes mexicana la diputada Luisa María Alcalde[5] de Movimiento Ciudadano (ADN político, 2013) afirma: “ Siguen siendo espacios muy cerrados…Hay que acercarse no sólo a los partidos políticos, también a los movimientos sociales” . El panista Juan Pablo Adame[6]  declara “Somos la generación de jóvenes políticos más grande para la historia del país y representamos a esta generación en la Cámara”.

              Las características comunes  en la LXII Legislatura para construir un posible perfil de los diputados jóvenes son: electos por representación proporcional ya sea plurinominal o no [7] mayor escolaridad [8] , casi nula experiencia legislativa, administración pública o privada. Provienen de representar a su partido en movimientos juveniles o de ser líderes en sus universidades. La mayoría tiene ascendentes políticos como sus abuelos o padres, quienes han ocupado el mismo cargo o  similar y pertenecen a la elite política mexicana en segunda, tercera o cuarta generación en el poder. Sus ancestros han sido gobernadores, diputados, senadores, secretarios de estado, etcétera. No tienen estudios de posgrado por su corta edad.

            Los diputados jóvenes se encuentran distribuidos en comisiones (Cámara de Diputados, 2015) de reproducción y mantenimiento del sistema tales como: juventud, deporte, educación pública y servicios educativos,  ciencia y tecnología, salud, vivienda, etcétera.

            Llama la atención la Comisión de Juventud, pues ahí se encuentran Juan Pablo Adame el hijo del exgobernador de Morelos, René Fujiwara Montelongo, nieto la otrora poderosa líder de los maestros, Elba Esther Gordillo, Luisa María Alcalde Luján, hija de la ex contralora del candidato López Obrador, Crystal Tovar Aragón , Laura Vargas, Gabriel Cárdenas entre otros que de una posición de liderato al interior de su partido o universidad se convirtieron en diputados federales gracias a un padrino político poderoso que los impulsó. Los menos han escalado por su propio esfuerzo.

            Entre los jóvenes legisladores sí hay una preocupación por ampliar las redes sociales, Juan Pablo Adame (ADN político, 2013) expresó que “Necesitamos desarrollar una agenda que le dé oportunidad a todos los ciudadanos para reducir la brecha digital y para construir las carreteras del siglo XXI”.  

             En el nuevo milenio se han desarrollado algunas subculturas mexicanas conocidas como tribus urbanas (Santamaría, 2014) y al analizar la imagen de los diputados jóvenes se han encontrado similitudes con algunas de ellas: los fashionistas que siempre están a la moda, tienen buenos ingresos y por eso  lucen atuendos y accesorios de diseñadores reputados que combinan y crean un nuevo look o apariencia: actual, pero innovador. También son criticones y buscan aceptación constante de los demás. Los fresas pertenecen a familias poderosas con educación clásica, estabilidad económica, propiedades y posicionamiento social, pero son prepotentes, altaneros y discriminadores.  Los mirreyes son el equivalente a junior , visten de diseñador, formales. Son guapos, bellos, ricos, carismáticos y poderosos. Pueden entrar a cualquier lugar y son excelentes publirrelacionistas. Son sibaritas y espléndidos para dar propinas, sin embargo, son prepotentes, egoístas y selectivos. Por último, los millenials o generación Y que son los más jóvenes (menores de 24 años). Son críticos, abiertos, pero también egocéntricos, soberbios, utilitarios y mandones. Se sienten distintos al resto, se autoproclaman  como “auténticos”.         

               En el otro lado de la ciudadanía joven vivir en el sector urbano y desarrollado del siglo XXI implica  un cierto dominio de las nuevas tecnologías; sin embargo, quienes habitan en el subdesarrollo, zonas marginales y/o periféricas y casi la mayor parte de la zona rural casi están excluidas de la virtualidad. Los jóvenes de clase media baja, los de bajo recursos son los que más consumen tiempo y dinero en las redes sociales: más del 90% las usa para emitir y recibir mensajes a través de whats up, mensajería y Facebook. La política no es un tema que les interese y los diputados que les representan, menos, por lo menos en México.

7.-La democracia representativa y los diputados mexicanos.

                A partir de la década de los setenta, el Partido Revolucionario Institucional, después de cincuenta años de victorias absolutas, empezó a perder distritos lo que reveló que a mayor ingreso y educación en poblaciones urbanas mayor votación por los partidos opositores al régimen (Hernández, 2015). Es decir, la sociedad se tornó más crítica y como  la tendencia al cambio iría a la par de la flexibilización del sistema electoral, el gobierno abrió las puertas para las reformas que transformaría en plural un sistema hasta entonces cerrado. Por ello la cámara de diputados creció primero de 300 a 400 y luego hasta 500. Lo mismo sucedió con el senado que creció de 32 a 64 miembros, ya que la reforma permitió la creación de nuevos partidos.

              Fue el inicio del camino hacia la alternancia y también ganancia para los partidos políticos quienes obtuvieron presupuestos multimillonarios para su operación al margen de la voluntad del pueblo votante. En suma, el número de diputados les ha servido a ellos y a sus partidos  para presionar y ganar espacios para sus intereses particulares, captar más votantes para su gremio, frenar los acuerdos entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial y generar bloques de presión contra sus opositores.

            Uno de los puntos más rescatables es que México ya vivió 18 años sin mayoría absoluta en la cámara de diputados, hecho que obligó a los partidos políticos a navegar en la complejidad nunca antes vista. Nadie puede ya   legislar a placer, el congreso no es el sitio donde el presidente era el único y máximo jefe es verdad, pero los partidos coexisten ahí en una democracia frágil y un pluralismo endeble.

             En 2009, se dio la primera iniciativa de foro virtual a través de Twitter para debatir las propuestas ciudadanas ante el pleno de la Cámara de Diputados (Expansión, 2010) y se lograron más de tres mil participantes. Con ello se logró que se incluyera el tema de legislar sobre redes sociales. El diputado priísta Salvador Caro expresó: “Pretendemos trasladar las redes sociales a un instrumento de democracia participativa…”

 Para Norris (García, 2005) comunicación política es “un proceso interactivo que involucra la transmisión de información entre políticos, medios de comunicación y votantes.” Esto ha llevado, en la mayoría de los países a la mediatización de la política. Es decir, medios masivos y redes sociales son las vías a través de las cuales los políticos buscan reclutar, influir, persuadir y hasta manipular a los ciudadanos.

            La multimedia presenta las imágenes, no las realidades y por ello los políticos se pueden poner sus máscaras y ejercer el oficio actoral. Es decir, lo que se representa es más importante que lo que significa ser persona, pues lo importante es proyectar una imagen adecuada.

             Así, los políticos se asesoran y pagan asesores de imagen para que les construyan un perfil que le proyecte como un ser superior, poderoso y hasta escandaloso, según la conveniencia,  porque eso es lo que el espectáculo político “compra”. A todas luces esto no es honesto, pero se aprecia cotidianamente en los medios y las redes sociales.  Les preocupa que sus palabras no sean malinterpretadas, que sus representados piensen lo mejor de ellos. Sin embargo, las voces críticas de la sociedad no han podido ser mediatizadas ni calladas y la creación de una imagen pública favorable cada vez resulta más difícil. El pueblo tiene memoria.

             El Latinobarómetro 2013 (Visión Legislativa, 2014) indica que seis de cada 10 mexicanos no confían en sus diputados ni en senadores, En México ha disminuido su confianza en la democracia. De 63% en 2002 bajo su nivel a 37% en 2013. Pareciera ser que aunque las instituciones  usen las redes sociales más modernas para establecer vínculos con el pueblo no está funcionando.

             En la presente LXII Legislatura [9]el 57.4 son varones y 42.6 mujeres. La edad promedio de los legisladores oscila entre los 45 y 48 años. Es decir, predominan los maduros. De los 10 miembros más jóvenes  siete son mujeres y los 10 mayores son varones (ADN político, 2013).  

            Sobre su imagen oficial, todos los legisladores pasan por un proceso de “asesoría y creación de imagen”. Proyectan sobriedad, elegancia, éxito y hasta belleza. Ninguno, joven o anciano, se visualizan como enfermos, atribulados, feos, enojados, tristes,  indiferentes o muestran alguna expresión facial negativa. La moda de pintarse el cabello de rubio entre las diputadas ha pasado y ahora los tonos cafés y negros proyectan congruencia con su origen étnico. La técnica de Photoshop [10] es, sin duda, la constante en esta proyección de imagen en el Congreso de la Unión. La mayoría de las fotografías de entrevistas que maneja la prensa nacional reflejan a personas más parecidas al ciudadano común: arrugas, expresiones faciales de indignación, molestia, excitación. Lo mismo sucede con su expresión gestual y corporal. Una es la pose formal y otra la real.

            Si bien el Congreso de la Unión es más independiente jurídica y políticamente, hay pluralismo y alternancia, se han generado varias reformas con enormes fallas, los partidos políticos tienen las manos metidas en las cámaras de representantes, los salarios que devengan los  diputados están por las nubes y el escándalo es la marca distintiva de las legislaturas en lugar de la búsqueda de la armonía y equilibrio democráticos. En suma, las reformas profundas que la ciudadanía no suceden, la violencia y la inseguridad crecen, la corrupción no ceja y como expresara cierto senador panista “el país se nos está cayendo a pedazos”. Eso sí,  el camino elegido en las urnas es la democracia.

           Dice José Woldenberg, el primer presidente del Instituto Federal Electoral [11]que el pilar de la desigualdad social y económica de México es la discriminación (Woldenberg, 2013): “Somos, dice la Constitución, una nación “pluricultural”, pero cuando el “mundo indígena” es sinónimo de pobreza, marginación, altas tasas de mortalidad infantil, analfabetismo, y el “otro mundo” tiene y reproduce mejores condiciones de vida, la diversidad cultural como equivalente a extrema desigualdad, se convierte en el caldero de la discriminación.” Una de sus funciones es nutrir el sentido de pertenencia a un grupo determinado (la izquierda, la derecha, los fuertes, etcétera) que divide al género humano y refuerza las diferencias.

             Pero en la legislación mexicana existe el derecho a la información y también la transparencia del sector público. La Ley 3 de 3 [12] ha provocado que la sociedad civil se organice y exija a las autoridades que le gobiernan claridad en la declaración de bienes antes, durante y después de ejercer como funcionarios públicos sin excepción, especialmente los representantes de los tres poderes del Estado. Así que el acceso a la información pública debe estar disponible para que cualquier ciudadano la consulte. El ojo del huracán, el centro del debate ahora es que los legisladores sostienen que atenta contra su vida privada, su dignidad y la de sus familias. Mientras, la opinión pública no ceja en su demanda de saber, ya que ello no atenta contra la seguridad nacional, sino esconde las cifras y transacciones que han vuelto millonarios o multimillonarios a quienes pocos años antes eran simples civiles, la mayoría sin fortuna personal.

            Las redes sociales parecen haber sido desaprovechadas por los gobernantes, se les han escapado las oportunidades para vincularse directamente con la ciudadanía que las usa cotidiana e instantáneamente. Antes, los medios masivos e información eran la caja de resonancia y termómetro de la sociedad, ahora, según David Tenorio (Tenorio, 2015), el Twitter es la plataforma preferida por los políticos y usuarios para tratar el tema, pero también ahí se plasma el descontento de los gobernados. El debate brilla por su ausencia, su lugar lo han ocupado las descalificaciones, los insultos, los ataques. En la realidad sólo el 10% de la población se moviliza, el resto enfrenta serios problemas económicos y sociales por lo que la política poco o nada les interesa. El pasado de incapacidad, corrupción y desconfianza hacia gobernantes y partidos ha provocado esta indiferencia que es alimentada por escándalos internos y externos y falta de propuestas y alternativas diferentes a las ya conocidas y reprobadas por la sociedad. Basta con que 3 de cada 20 electores voten por los candidatos y la situación permanecerá igual. Tenorio cita a Alexis de Tocqueville “…todos sienten el mal, pero nadie tiene el valor y la energía necesarios para buscar el bien”.

            Para Rubén Vázquez pareciera ser que los políticos mexicanos visualizan a las redes sociales como una extensión de la difusión de sus boletines de prensa. Es decir, enviar datos, mensajes en lugar de utilizar un canal bidireccional de comunicación entre gobernantes y gobernados (Vázquez, 2016). El Twitter es el medio más utilizado por las instancias gubernamentales. La opinión del experto es que las cuentas de los funcionarios suelen ser grises, aburridas, planas, poco atractivas y menos efectivas. Pareciera no existir la correlación entre responsabilidad, ética, derecho a la información, humanización e imagen. Precisamente la congruencia llevó a Obama a dos periodos presidenciales continuos en los Estados Unidos.

            ¿Es posible creer que se legisla para los menos desfavorecidos con los altos salarios, las prestaciones y privilegios escandalosos que se perciben en el Congreso de la Unión? ¿Es México un país interconectado entre sí y con el mundo o es atribución de una pequeña porción como ellos?

8.-Reflexiones finales.

          Actualmente han surgido los llamados líderes electrónicos quienes tienen simpatizantes en redes sociales, lo que García (García, 2005) ha mencionado como “que no tiene pueblo, sino público o espectadores”. Es decir, se mantienen visibles y con una imagen arrobadora y fuerte, individual. Ello merma el universo político, en el sentido de que se diluyen valores, ideologías y el mismo proceso.

Así, la proyección individual de la imagen de quien ejerce la política se ha convertido en más importante que su discurso, el diálogo o el debate  y ha requerido de la contratación de asesores que diseñen, controlen, dirijan y manipulen las relaciones con su entorno, entre ellos  los ciudadanos que esperan resultados.

Prevalece el pragmatismo, la instrumentalidad del otro para conseguir objetivos individuales y egoístas.

Sin duda, las redes sociales han dado nacimiento a múltiples y nuevos espacios públicos donde ya se habla del fortalecimiento de la democracia e incluso de  la creación de nuevas formas de gobernar (Villanueva, 2006). Pero hay que advertir, también, de la falta de compromiso y acciones por parte de quienes usan los medios digitales para vociferar y dañar, y qué decir del uso anárquico, difamatorio y hasta irresponsable de algunos. Por ese doble filo de la navaja de la virtualidad política habría que preguntarse cuáles son los valores, intereses, compromisos  y acciones de la casta política actual. Si estos son compartidos con los gobernados y si están encaminados al diálogo, al debate y a la construcción de una verdadera democracia.

 Las nuevas tecnologías no dan certeza o credibilidad a quienes las utilizan. Tampoco le prometen una popularidad efímera. El punto importante del asunto es lo que declara Fátima Fernández Christlieb (Rizo, 2009): “No le vemos sentido al hecho de hablar de comunicación masiva si no hemos experimentado, primero, la comunicación consciente entre seres humanos. Ese encuentro con el otro, nosotros,  esa posibilidad de diálogo. Pareciera ser que nos sobra tecnología y nos falta comunicación humana y social.

            ¿Son eficaces los sitios digitales para comunicarse entre legisladores y ciudadanos? ¿Cuáles son las nuevas propuestas a través de las redes sociales de los legisladores  para renovar a una sociedad mexicana hundida en la confusión y la desesperanza? ¿Cuáles son las nuevas acciones de los diputados ante la falta de credibilidad en su ejercicio legislativo?¿Cómo harán los legisladores para emprender acciones de comunicación que motiven a los ciudadanos , especialmente a los jóvenes, a salir de los espacios digitales para construir la democracia que todo México sigue esperando?

 

 

Bibliografía

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[1] Dama.

[2] Caballeros.

[3]Medición de auditorio.

[4] La edad mínima para votar son 18 años y para ser diputado 21.

[5] Hija de la ex contralora del gobierno del Distrito Federal , colaboradora del candidato López Obrador.

[6] Hijo del exgobernador de Morelos, Marco Adame Castillo.

[7] Electos por sus partidos pero no por mayoría de votos ciudadanos. No fueron a las urnas.

[8] Bachillerato o licenciatura.

[9]  Vigente de 2015-2018

[10] Técnica digital  para corregir, modificar y mejorar las imágenes de objetos, personas o lugares.

[11] Primera institución política autónoma que organizó las elecciones democráticas en México en la década de los noventa.

[12] Iniciativa de Ley ciudadana que pretende la rendición de cuentas de todos los funcionarios públicos incluidos los diputados y senadores, sus principales opositores.

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