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Tal vez un himno XIV

Escrito por Rubén Manuel Rivera Calderón en Sábado, 16 Agosto 2014. Publicado en Literatura, Poesía

Aunque disfruto este jardín de brazos extendidos y manos repletas de nubes,

en la ventana se estrella la caricia, abismada por su transparencia. Para esta

despedida, la lluvia no existe; sólo un cementerio de gotas cambiando de cielo,

trampas del aire que nos sacia y nos ahoga. Ya no puedo tocarte ni tocarme.

Aunque alguna vez fuiste mis dedos, ahora pierdo la batalla solo, en la

desollada trinchera de mi cigarro encendido. Sí, mi palabra se sigue tropezando

con el viento (yo no dije que el amor fuera un ala). El ave imposible, sin

embargo, vuela de algún modo, se queda corto el cielo ante sus ojos. Y yo, con

las nubes amarradas pero andando, me vuelvo cada vez más esto que no

tengo para darte o compartir contigo: una hija llamada Lucía, silencio repleto,

ciego, desbordado.

 

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