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Serendipia: VICTIMOLOGÍA

Escrito por Arturo Meza en Lunes, 04 Agosto 2014. Publicado en Ciencia, Derecho

Desde que el estado ha tomado en sus manos el monopolio de la procuración e impartición de justicia, las instancia del derecho, la criminología, los estamentos jurisprudentes en general, han puesto sus ojos y sus esfuerzos en el criminal a despecho de la víctima que, con frecuencia, se relega a un segundo plano, técnicamente se le ha considerado “sujeto pasivo” del delito. Por distintas razones, desde estructurales hasta psicológicas, el criminal ha sido el centro de la atención de las ciencias penales. Al delincuente se le han dedicado estudios de todo tipo: gruesos tratados acerca de su tipología, características, modus operandi; se han esbozado teorías complejas para conocerlo; tecnología sofisticada para entender sus motivaciones, su manera de pensar. La criminalidad produce todos los días noticias, aparecen en las páginas rojas, fotografías de delincuentes, nunca de las víctimas porque la figura del criminal es intensa, produce pavor, nunca mejor dicho: miedo cerval en la sociedad, sin embargo, el criminal también produce cierta fascinación.

Seguramente nos hemos sorprendido en el curso de una película o en una novela, en que le “vamos” al delincuente, sobre todo al delincuente simpático, seductor, el que roba un banco, el Geroge Clooney  que roba a un casino, deseamos que triunfe en su afán, estamos a su favor; del que mata en defensa propia o defendiendo un ideal con el que nos identificamos; igual sucede con el delincuente que usa la ambición, la avaricia del estafado para cometer su crimen. Por tanto, la relación entre víctima y victimario no es tan simple. La novela negra tiene entre sus características que el delincuente no es tan malo y el policía no es tan bueno, una propuesta, quizás más apegada a la realidad.

Y es que nadie quiere ser víctima, puestos a escoger entre el lobo y el cordero, preferimos ser el lobo.  De ahí que los precursores de la victomología, los profesores Mendelsohn y Von Henting desde 1940 ponían acento en la dinámica de lo que llamaron “pareja penal”, una relación –a veces- compleja. Las primeras idea de Von Henting provinieron de una novela (El culpable es la víctima y no el asesino, 1915) cuenta la historia de un rígido general prusiano educa a su hijo, desde pequeño, en el uso de armas de fuego, combate cuerpo a cuerpo, en fatigosos y peligrosos ejercicios, en la inflexibilidad ante la pérdida del honor y la honra, el general lleva a su hijo a límites inimaginables, pero un día, el hijo mata al padre, hay una frase que dice al final “No es culpable el criminal la víctima es la culpable”, las relaciones que establecen víctima y victimario, pueden ser  relaciones  complejas que se ha estudiado con mayor ahínco en los últimos años.

Buena parte del despertar dela victimología se debe a la medicina forense, sus tratados centrados en la víctima, especialmente a la psiquiatría que configura síndromes victimales como es el caso del Síndrome de Estrés Postraumático, una condición que se adquiere al ser damnificado de una catástrofe –incendio, terremoto- pérdidas significativas que trastornan la vida de la víctima. También las organizaciones feministas que han puesto el acento en la violencia doméstica y la condición de debilidad física de la mujer o el trato salarial y reconocimiento de la mujer que trabaja y desde luego, a organizaciones de la sociedad civil que comprenden que es hora de poner en códigos lo que se ha aprendido en estos ya más de cincuenta años de victimología. Otra parte importante la han hecho los congresos internacionales, que desde 1960, en Jerusalén, se celebran cada tres años en diferentes ciudades del mundo.

Se pretende  dejar atrás  el estudio del delito centrado en el criminal, que la victimología penetre, primero en los estratos académicos de los nuevos abogados, psicólogos, antropólogos, médicos, políticos; para que sus conocimientos se puedan convertir en leyes, para darle a la víctima la importancia que se le ha negado mientras las instancias penales centraban su capacidad, sus prioridades en el estudio del criminal.

A estas alturas, la victimología se ha constituido en una ciencia, una disciplina independiente, con estamentos propios y su propia metodología, con elementos estadísticos, indicadores  y conocimientos empíricos suficientes para establecer una asignatura, una especialidad compleja que requiere de la competencia de varias y variadas disciplinas. Hay, es cierto, interesantes esfuerzos de instancias internacionales como La Cumbre Judicial latinoamericana.  Hace unos días -14 julio 2014-  el abogado Arturo Rubio esbozaba aquí en este espacio, los lineamientos básicos de la carta Iberoamericana de los Derechos de las Víctimas http://octavodia.mx/articulo/52528/derechos-de-las-victimas-en-iberoamerica

 El estudio de la víctima, que ya no es considerada “sujeto pasivo del delito” tiene, igual que el estudio del criminal, vericuetos y complejidades que es necesario impulsar a los niveles académicos superiores, por tanto, hacerse realidad en códigos y normas con la esperanza de que, alguna vez, en la práctica, la víctima llegue a tener la dignidad que se merece.

(Con motivo del Día del Abogado, el lunes 21 de julio, en el aula audiovisual de UNIPAZ, a las 17.30, se presentarán carteles alusivos a la victimología y una conferencia a cargo del Dr. Arturo Meza Osuna)

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