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Situación de las zonas de alimentación de la Tortuga Prieta (Chelonia mydas) para el Pacífico Mexicano

Escrito por Rafael Riosmena Rodríguez (q.p.d.) en Lunes, 11 Enero 2016. Publicado en Ciencia, Fauna Sudcalifornia, Sociedad

Programa de Investigación en Botánica Marina, Departamento de Biología Marina, Universidad Autónoma de Baja California Sur

 

La tortuga verde del Pacífico Este (Chelonia mydas), conocida en México como tortuga negra, habita principalmente aguas costeras del Pacifico Tropical Este y no es observada comúnmente en el océano abierto. La tortuga negra se distribuye principalmente a lo largo de la costa oeste de América, desde la parte central de Baja California y el Golfo de California, hasta la parte sur de Perú, incluyendo el archipiélago de Revillagigedo y las Islas Galápagos. También se han reportado ejemplares en sitios de Estados Unidos y Canadá  e inclusive agrupaciones en las costas de Chile. Esta especie se encuentra bajo condición especial en tratados de conservación debido a la disminución por la que han pasado sus poblaciones en los últimos 40 años. Por lo tanto, la tortuga negra al igual que el resto de las poblaciones de Chelonia mydas, son catalogada como en peligro de extinción en la última lista roja de la UICN “Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza” y se encuentra en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (National Marine Fisheries Service and U.S. Fish and Wildlife Service, 1998). Dentro de la legislación mexicana “NOM-059-ECOL-1994”, está considerada como especie en peligro de extinción.

            La vulnerabilidad de las poblaciones de tortugas marinas, se debe principalmente a su madurez sexual tardía; y a su compleja historia de vida, cuyas etapas transcurren en diversos hábitats dependiendo del grado de desarrollo, involucrando largas migraciones oceánicas. Debido a esto, enfrentan diferentes amenazas en cada uno de sus ámbitos de distribución. En el caso de las tortugas recién nacidas, se tiene un desconocimiento de la localización geográfica de su hábitat; no obstante, este se ha asumido como pelágico en base a lo observado en algunas poblaciones de Chelonia en el Atlántico, debido a la falta de evidencia directa y se infiere que las tortugas permanecen en él hasta su reclutamiento en los centros neríticos de alimentación. Durante este estadio se presenta una alta tasa de mortalidad debida principalmente a la depredación. Con respecto a las tortugas adultas, se conoce que tienen sitios localizados y limitados de anidación (principalmente en Michoacán), a los que se dirigen cada 1 o 3 años desde sus centros de alimentación para reproducirse y desovar. En estos sitios, la especie ha sufrido tanto la captura de las hembras adultas como una intensa colecta de huevos, lo que se ha identificado como una de las principales causas del declive del número de tortugas.

En México, desde 1980 se realizan labores de vigilancia en los centros de anidación y desde 1986 fueron declarados Reservas Naturales lo que ha significado un avance en la protección de las tortugas en estos hábitats. Después de los periodos de reproducción y anidación, las tortugas adultas recorren largas rutas hacia sus centros de alimentación los cuales se localizan en las zonas neríticas. Distintas poblaciones anidadoras convergen en estos sitios, aunque sus centros de anidación se encuentren geográficamente alejados. A lo largo de las rutas de migración, las tortugas pasan a través de áreas de intensa actividad pesquera. Es por esto que una amenaza a la sobrevivencia de las tortugas es la captura incidental (aunque no se conoce el impacto real) en pesquerías dirigidas a especies de escama, crustáceos y principalmente la del camarón.

Después de haber conseguido llegar a los sitios de alimentación, las tortugas adultas permanecen en ellos hasta la siguiente temporada de anidación  y en el caso de los individuos juveniles hasta alcanzar la madurez sexual, lo cual puede tomar desde 5 hasta 20 años, coincidiendo muchas veces los sitios alimentación y los de desarrollo. Por este motivo, los centros de alimentación se han considerado un cuello de botella importante para las poblaciones de tortugas negras, ya que en estos sitios se encuentran tanto tortugas adultas como juveniles que son capturadas de manera incidental o directa, presentando en algunos de estos sitios altas tasas de mortalidad. Esto ha sucedido  a pesar de la veda total establecida desde 1990, lo que ha impedido una recuperación de las poblaciones de tortugas negras a corto plazo, las cuales continúan disminuyendo a pesar de tres décadas de conservación en las playas de anidación.

Diversas iniciativas a nivel nacional e internacional como el Programa Nacional de Protección y Conservación de tortugas marinas (1990), El Plan de recuperación de las poblaciones del Pacífico Este (1998), La Convención Interamericana para la Protección y Recuperación de las tortugas marinas (1993), así como La Convención de especies migratorias (1993) entre otras, han reconocido la importancia de los centros de alimentación, no sólo por las amenazas directas sobre las tortugas, sino también por la degradación que estos hábitats han venido sufriendo por el desarrollo costero. Sin embargo, los esfuerzos oficiales se han concentrado en la protección y estudio de las zonas de anidación. Mientras que en la zona de alimentación, los trabajos con las comunidades han sido la alternativa para la conservación de las poblaciones que ahí se alimentan. Estas iniciativas mencionan que como parte de la protección de las tortugas marinas es necesario considerar también la protección y estudio de sus hábitats de desarrollo y alimentación.

Sin embargo, la mayor parte de los trabajos en las zonas de alimentación se han enfocado al estudio directo de las tortugas, dejando a un lado el estudio de su hábitat. En cuanto a los trabajos que se han realizado en las áreas de alimentación, estos se han enfocado en temas que han sido indicados como importantes por diversos programas, iniciativas e investigadores; tales como la dinámica de las poblaciones de tortugas, utilización del hábitat (abarcando distribución, movimientos a corto plazo, etcétera), tasas de crecimiento somático, composición de dietas y selectividad de recursos. Sin embargo, sólo en algunos trabajos se ha considerado a la dinámica de los recursos de los cuales dependen las tortugas e incluso existen zonas donde se desconoce la composición de la dieta. Esto ha ocurrido a pesar de que en la mayoría de los estudios de ecología en las áreas de alimentación se acepte o se desconozca la relación de la dinámica del suministro con diversos aspectos de la biología de la tortuga como salud, el crecimiento somático, la distribución y abundancia, los patrones de buceo, utilización de hábitat, cambios estacionales en la dieta, movimientos a corto plazo entre otros aspectos. Por lo anterior se considera que los estudios acerca del hábitat y la ecología alimenticia de la tortuga negra aún son incompletos. Este conocimiento es necesario para guiar decisiones y acciones que resulten más eficientes en cuanto a la protección y conservación de las poblaciones.

El conocimiento de la estructura y por la tanto el funcionamiento de estos sitios permitirá identificar tanto su estado actual como posibles amenazas, así como la vulnerabilidad a la degradación y capacidad de recuperación,  el efecto de los fenómenos naturales (como el fenómeno del Niño), capacidad de carga, introducción de especies, etcétera. Lo que facilitaría el esfuerzo para mantenerlas dentro de lo posible como ambientes saludables o con planes de manejo adecuados.

 

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